domingo, 6 de abril de 2008




Un pacto para vivir,
odiandonos sol a sol,
revolviendo mas
en los restos de un amor
con un camino recto,
a la desesperación.
Desenlacé en un cuento de terror,
Seis años así
escapando a un mismo lugar
con mi fantasía,
buscando otro cuerpo,
otra voz
fui consumiendo infiernos,
para salir de vos,
Intoxicado, loco y sin humor...
oooooohh - oooohhhh
oooh - oooh
Si hoy te tuviera aquí,
cuando hago esta canción,
me sentiría raro,
no tengo sueño,
mi panza vibra,
tuve un golpe energético,
milagro y resurrección
y eso que estaba tieso,
bajo control
El poder siempre mata,
si para tenerte aqui
habría que maltratarte
no puedo hacerlo
sos mi Dios
te veo me sonrojo y tiemblo
que idiota te hace el amor,
y hoy quiero darle rienda,
a esta superstición
un pacto para vivir,
un pacto para viviiiiiiir
un pacto para vivir

viernes, 4 de abril de 2008

..........


Ella: nunca más volvimos a vernos, y eso parecía en aquel momento al menos, la mejor resolución. nunca más nos vimos.
Pero ya se que los nunca no existen y que algo mas grande que nosotros, o que las mentiras que somos capaces de decir, se río de nuestra inocencia, y volvimos a vernos, con una deformación general del cuerpo, una mano a la que le costaba articularse se levanto detrás del vidrio del auto, y una mano igual de agónica devolvió el saludo.
Es verdad que las palabras son un mal presagio, son innecesarias, y ensucian todo, hasta lo más lindo; es cierto que en preferencia me gustaría nunca decir nada.
y esta vez no hablamos. es mejor así.
También es cierto que hubiese preferido no volver a verte, y no aceptar esa limosna tan miserable de tu mano a medio extender y tu sonrisa a medio reír.
Pero me fui con la sensación de haberme vaciado, de haber salido como agua por las puertas del auto, moje toda la bencinera con mi presencia, pero no alcance a mojar tus zapatos.





El: Te di punzadas hasta la agonía, te premie con mi odio, con mis dientes, con mis ojeras... te premie tantas veces. Hasta que el llanto y los gritos se hicieron diminutamente proporcionales al dolor, te alargue manotazos debajo del caparazón, en el amparo de un corazón nuevo, en el descanso de una almohada blanca. Te vi, siempre sin parpadear, para otorgar confianza, y caminaste, y cediste, y te tuve hasta las arcadas. Ni siquiera balbuceaste, y te vi gritar en los paraderos, y te negué los abrazos y te obligue a callar. Pero te quería tanto y siempre, que no pude decirlo nunca. Te destruí para no amarte tanto, te disolví hasta no poder armar las piezas. Te vi ensuciar el abrigo blanco, con las rodillas gastadas, y vi tus manos invisibles volverse existentes en el barro de tus caídas. Te vi tanto que ya no pude verte.






Ella: Todavía no me atreví a buscarte en las estaciones del metro, ni escribir cuentos para colgarlos en las murallas publicas, pero disfrute mirarte a los ojos y verte invalido, ver que las manos destructivas y los besos negros , se fueron en la suciedad del abrigo blanco, me lo lleve todo, y me reí de ti. Que la penosidad de mi cuerpo larboso sin caparazón te robo hasta los brillos y los sollozos. No te perdono porque el perdón no existe. Te odio, te odio porque te quise tanto y tantas veces. Repetidas veces, en todos lados, te amo porque odiaba tu risa, odiaba tus sueños, y te amaba más.





El: No quise ver nunca mas tus ojos grandes, ese par de ojos implacables, imperturbables, orgullosa. Ver tu lagrimal rígido, impenetrable, mentiroso y frío. La comisura de tu boca irrompible, hubiese querido pegarte hasta que abandonaras ese rostro muerto, esa pasividad y esa distancia, camine rozándote los dedos y tu, con las manos agonizantes, mirando un espacio perdido frente a tu nariz breve, me extinguiste. Me termine por desvanecer. No te encontré en ninguna parte y vi tus zapatillas alejarse, llevándose las mías entre las manos. Quería matarte, aun quiero matarte, porque te odio, te odio arrogante, por hermosa, te odio por privarme del egocéntrico grito de éxito al verte llorar.




Ella: Cuando murió todo, corrí a romper en lagrimas a la cocina, mi mama abandono la ensalada que la mantenía absorta y me vio con los ojos explosivos, con las ojeras moradas, y tuve vergüenza, por haberte creído tanto, me tape la cara y no sentía las piernas, entonces ella me agarro antes de caer al fondo, me libro como a los cinco años de un peligroso columpio rozándome los ojos, y me morí sin descubrir la cara, sentía una bola de acero en las rodillas, en el pecho, a su vez las larvas me alivianaron el vientre, algo me comió viva. Yo quería matarte




El: Cuando murió todo, me agarre la cabeza con las manos, me sentí feliz de que no podías verme, tan vulnerable, tan poca cosa, yo un suicida que me asumía en esa condición, un destructor, una maquina retroexcavadora me paso encima del pecho, me dejo plano, sin llanto, soy adicto a la parálisis. Al dejarte salir corriendo, y mas todavía creer que en algún momento vas a emprender la corrida inversa nuevamente, pero ti vi siempre correr mas lejos, y me quebré como una tiza, y mi cuerpo sonaba como un vidrio molido, yo también quería matarte, si, aun quiero.





Ella: Perdí la memoria a corto plazo, a ratos me vi parada sin saber porque estaba ahí, me veía desde afuera como un desdoblamiento, un desprendimiento de mi misma, yo ya no sabia a donde pertenecía, porque pertenecí a tu manos, a tu espalda, a tus besos, a tu cama, y sin embargo, ya no pertenecía a ningún lugar, nunca tuve casa, nunca. Se me olvidaron los nombres de las calles, Y NO ME OLVIDE DE TI. Una articulación homicida me quito las risas durante meses, no podía sonreír, y tolerando ese dolor exhaustivo que causa el reír cuando el alma no puede hacerlo, para que no me vean triste, para que no descubran a la muerta, brindando y cantando canciones fuertes en el auto, y después llorando en el asiento trasero acostada, mirando hacia los respaldos para taponear las vergüenzas, mostrando el pedazo de espalda al que todavía le queda dignidad, porque no tiene ojos, porque nadie le ve las pupilas, un pedazo de espalda fiel para tanta pena.





El: Trate en vano de hacer el amor con tu nombre ya impalpable, y te espere tanto, que en realidad no lo hice nunca, porque quería olvidarme que tu existías, que le habías puesto nombre a la efervescencia que se fundía adentro mío, a la que nadie le había puesto nombre nunca, porque nadie la había hecho vivir, y tu pretenciosa, soberbia llegaste a manipularlo todo, me sacaste a besos todas las membranas, te amaba desde siempre, llegaste fuerte con f de frágil y así... estuve seguro de que no iba a olvidarme, que no podía, ASI COMO NO TE OLVIDO NUNCA, como me acuerdo siempre. Fue un asalto a mano armada, y yo acostumbrado a las pistolas, me paralice teniéndote al frente, y finalmente te robe todos los besos, hasta secarte la boca, para que no queden para otros, porque yo te quería con adjetivo posesivo…

(To be continue)